Esta semana, Apple se sumaba a la larga lista de multinacionales marcadas por la explotación laboral. La prensa americana se hacía eco estos días de un reportaje del programa radiofónico «This American Life» en el que se denunciaban las condiciones laborales en las fábricas asiáticas que trabajan para la compañía. En un reportaje para el «Business Insider Henry Blodget» resumía las condiciones en las que el gadget más codiciado llegaba a manos de los consumidores: «Tu iPhone está fabricado en parte por trabajadores de 13 años que trabajan 16 horas al día por 70 centavos la hora», señalaba en su artículo, donde explicaba que «los bajos precios de los iPhone y iPad, así como los enormes márgenes de beneficio de Apple, son solo posibles gracias a que se fabrican con prácticas laborales que serían ilegales en EE.UU.».
El gigante de Cupertino, que gasta millones de dólares en ofrecer una imagen de marca positiva, recibe desde hace años críticas por la situación en la que se encuentran muchos de los trabajadores de sus empresas proveedoras. El caso más llamativo fue el de la compañía encargada de fabricar el iPhone, la china Foxconn, donde varios empleados se han suicidado, además de registrar una explosión que dejó cuatro trabajadores muertos.
Varios suicidios en una compañía que trabaja para Apple
A pesar de las denuncias de diversas organizaciones e incluso el impacto negativo en las ventas por una bajada de confianza en las marcas señaladas como «explotadoras», el incumplimiento de las normativas laborales es una herramienta frecuente de las grandes empresas a la hora de reducir costes y aumentar beneficios. Dentro de ese incumplimiento normativo, se han registrado a lo largo de las últimas décadas casos más extremos, como la explotación infantil y prácticas exclavistas con las que compañías líderes sacaban provecho e incluso fomentaban la explotación laboral de los países en desarrollo.
Se trata de una lacra que la globalización ayudó a extender de manera exponencial y que ha dejado casos para la historia. Uno de los más recordados fue el de la compañía Nike, que comenzó a recibir en 1991 denuncias por el uso de mano de obra infantil en la fabricación de sus famosas zapatillas. Ni siquiera las ingentes cifras que la empresa gastó en calzar pies ilustres como los de Michel Jordan consiguieron reducir el impacto negativo en su imagen de marca y en las ventas.
Otra multinacional de ropa deportiva, Adidas, también fue acusada de explotación infantil en la fabricación de sus balones en empresas asiáticas subcontratadas, continente al que transfirió toda su producción tras cerrar las factorías europeas. Tras salir a la luz las penosas condiciones laborales, las empresas locales que surtían a Adidas aumentaron ligeramente el precio por balón, algo que la empresa consideró un exceso y provocó que trasladara a Marruecos los balones para el Mundial de Francia.
En Italia, Benetton tuvo que salir al paso tras la publicación de unas fotos en las que unos niños cosían pantalones para Benetton en Estambul. La firma italiana retiró la licencia a la fábrica turca en cuestión, Bogazici Hazir Glym.
Intermón Oxfam denuncia recientemente en su informe más reciente a varios talleres afincados en países en desarrollo y que proveen, entre otras empresas, a firmas españolas como Inditex, El Corte Inglés, Cortefiel y Mango. La ONG denuncia que en estas industrias locales se violan derechos humanos y laborales especialmente con los eslabones más vulnerables de las cadenas de producción, las mujeres y los niños.
Fuente abc.es