NEWTOWN, Connecticut, EE.UU. (AP) — En el inicio de una larga y casi insoportable procesión de duelo, el poblado de Newtown comenzó el lunes a enterrar a los muertos de la matanza del viernes, con la inhumación de dos niños de seis años: uno que era aficionado de los Giants de Nueva York y otro cuya hermana melliza sobrevivió a la masacre.
Dos funerarias se llenaron con los dolientes de Noah Pozner y Jack Pinto, los primeros La ciudad de Connecticut Comenzaron en Connecticut los primeros funerales de los afectada por una reciente masacre se preparaba el lunes para inhumar a los primeros dos de los 20 niños asesinados la semana pasada a quienes se les realizan exequias. El joven asesino de la primaria Sandy Hook también mató a seis adultos en la escuela y a su propia madre en su casa, antes de suicidarse.
Un rabino ofició el servicio religioso para Noah. Acorde con la tradición judía, el pequeño fue enterrado en un sencillo ataúd de madera con la estrella de David en él.
“Si no nos hubiesen arrebatado a Noah, se habría convertido en un gran hombre. Habría sido un maravilloso esposo y un amoroso padre”, dijo su tío Alexis Haller a los deudos, de acuerdo con declaraciones suministradas a The Associated Press. Ambos servicios fueron privados y se negó el acceso a la prensa.
Arielle, la melliza de Noah y quien estaba en otra aula, sobrevivió a la masacre cometida por Adam Lanza, de 20 años. Fue un ataque tan horrendo que, tres días después, las autoridades no podían decir con certeza si la escuela reabriría nuevamente, en virtud de que los alumnos sobrevivientes relacionan la matanza con su escuela.
Newtown, una comunidad de 27.000 personas, realizará más honras fúnebres en los próximos días, mientras se acerca la Navidad.
En el servicio de Jack, desde afuera de la casa se oían himnos. El pequeño yacía en un ataúd abierto.
Jack era uno de los miembros más pequeños de la asociación juvenil de lucha de Newtown y decenas de pequeños asistieron al servicio evangélico.
Luke Wellman, de 10 años, recordó que Jack amaba el futbol estadounidense y adoraba a Víctor Cruz, el receptor abierto de los Giants. Cruz jugó el domingo con la leyenda “Jack Pinto, ‘mi héroe'” escrita en uno de sus botines.
Gwendolyn Glover, una de las dolientes, dijo que el servicio fue un mensaje de alivio y protección, en particular para otros niños. El mensaje fue: “Están a salvo. Lo peor ya pasó”, relató.
que fueron víctimas de un atacante en una primaria, iniciando con dos pequeños de seis años, uno de ellos aficionado al deporte y otro descrito como un chico inteligente cuya hermana gemela sobrevivió a la masacre.
Amigos, familia y vecinos acudieron a despedir a Jack Pinto, aficionado de los Giants de Nueva York, y a Noah Pozner, a quien le gustaba conocer la mecánica de las cosas.
Frente a la casa donde se realizaba el funeral de Noah, unas personas colocaron dos osos de peluche, un ramo de flores blancas y una sola rosa en la base de un viejo árbol de maple.
“El sólo era un niño realmente vivaz e inteligente”, dijo Alexis Haller, tío de Noah. “Pienso que hubiera sido un gran hombre. Hubiera crecido y sido un grandioso padre”.
Arielle, le gemela de Noah que estaba en otro salón, sobrevivió a la masacre cometida por Adam Lanza, de 20 años, que dejó 26 muertos, 20 de ellos niños, y seis mujeres el viernes en la escuela primaria Sandy Hook.
En el servicio de Jack se escuchaban himnos desde afuera de la casa. Gwendolyn Glover, una de las dolientes, dijo que el niño estaba en un ataúd abierto y que el servicio fue un mensaje de alivio y protección, en particular para otros niños.
Frente a la casa un árbol fue decorado con ángeles de papel que llevan los nombres de todos los que murieron, incluyendo a las maestras.
En ambos funerales, la gente se preguntaba lo mismo que en todo el país: Qué pasos se deben de dar medidas deben tomarse para evitar que suceda otra masacre como ésta.
“Si la gente quiere salir a cazar, un fusil de un solo tiro sirve a la perfección, y también sirve para proteger tu casa”, dijo Ray DiStephan afuera del funeral de Noah.
“No quiero que mis hijos vayan a escuelas que se convirtieron en fortalezas de máxima seguridad”, agregó. “Ese no es el mundo en el que quiero vivir y no es el mundo en el que quiero criarlos”.Mientras, en Newtown al tiempo que debatía se debate sobre cuándo reanudar las clases, y dónde, considerando que los alumnos sobrevivientes relacionan la matanza con su escuela.
La población de Newtown no estaba todavía en condiciones de abordar esa cuestión tres días después de la matanza a tiros en la escuela primaria Sandy Hook, y un día después de que el presidente Barack Obama prometió buscar cambios -en memoria de los infantes y las seis mujeres asesinados por un joven con un rifle de alto poder- para evitar la repetición de una tragedia similar.
“Sólo hasta ahora estamos listos para hablarle a nuestro hijo de quienes fueron muertos”, dijo Robert Licata, padre de un alumno que escapó lesionado durante el ataque a tiros.
Los funcionarios de Newtown se han abstenido de decir si llegará a ser reabierta la primaria Sandy Hook, donde según autoridades todas las víctimas recibieron al menos dos tiros. El teniente Paul Vance dijo que podrían pasar meses para que la policía entregue la instalación al distrito escolar.
Las clases del lunes fueron canceladas y otras escuelas de Newtown planeaban reanudarlas el martes. El distrito escolar sopesa el posible traslado de los estudiantes sobrevivientes de Sandy Hook a las instalaciones de una otrora escuela en una localidad vecina.
El atacante, Adam Lanza, de 20 años, llevaba un arsenal de cientos de cartuchos particularmente mortales, dijeron las autoridades el domingo. La cantidad era suficiente para matar a casi todos los alumnos de la escuela si hubiera tenido tiempo, lo cual abre la escalofriante posibilidad de que la tragedia pudo haber sido incluso peor.
El agresor decidió matarse cuando escuchó que la policía se acercaba durante el ataque de unos 10 minutos cometido el viernes, dijo el gobernador de Connecticut Dannel P. Malloy a la cadena ABC.
En un servicio religioso en Newtown efectuado el domingo por la noche, el presidente Obama dijo que usará “cualquier poder que implica esta oficina” para comprometer a autoridades de seguridad, profesionales de la salud, padres y educadores en un esfuerzo por evitar más tragedias como ésta.
“¿Qué opción tenemos?”, dijo el mandatario desde un escenario donde sólo había una pequeña mesa cubierta con un mantel negro, velas y el podio presidencial. “¿Estamos realmente preparados para decir que estamos indefensos ante una carnicería así, que la política es demasiado dura?”.
El presidente se reunió primero en privado con las familias de las víctimas y con el personal de emergencia que respondió a la balacera. Policías y bomberos recibieron abrazos y ovaciones de pie cuando entraron a la vigilia, al igual que Obama.
“Necesitábamos esto”, dijo el reverendo Matt Crebbin. “Necesitábamos estar juntos aquí en este espacio… Necesitábamos estar juntos para mostrar que estamos juntos y unidos”.
Cuando Obama leyó los nombres de algunas de las víctimas al inicio de su mensaje, los llantos resonaron en todo el salón. Concluyó leyendo lentamente el nombre de pila de cada uno de los 20 niños.
“Dios los llamó a todos a casa”, dijo. “Aquellos que quedamos, encontremos la fuerza para seguir adelante y hacer que nuestro país sea digno de su recuerdo”.
El lunes se realizarán los primeros funerales: de Jack Pinto, un niño de seis años aficionado de los Giants de Nueva York, que podría ser sepultado con la camisa del wide receiver Víctor Cruz; y de Noah Pozner, de la misma edad y a quien le gustaba conocer la mecánica de las cosas.
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Los periodistas de The Associated Press John Christoffersen, Ben Feller, Adam Geller, Jim Kuhnhenn, Michael Melia, David Collins, Brian Skoloff y Anne Flaherty colaboraron a este despacho.
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