Algunas fotografías pueden ser incómodas de ver pero ese es el objetivo del fotógrafo Greg Cohen y su exposición Farewell to Arms, que conmemora el aniversario de la matanza de Newton que se cobró la vida de dos docenas de niños y seis adultos en la escuela Sandy Hook, en Connecticut.
Imágenes como la de Yuliana, de 5 años, sujetando un cañón de un AR-15, un rifle de asalto similar al empleado hace un año por Adam Lanza en aquel horrible tiroteo es sólo una de las veinte fotografías que componen la exposición en la galería The Perfect Exposure de Los Ángeles. Con ella, el autor pretende mover conciencias y azuzar el debate nacional sobre el acceso a las armas de fuego. A Cohen, que viajó hasta allí tras el incidente, aún se le forma un nudo en la garganta cuando hace memoria. “Es un asunto muy sensible. La gente todavía está con lágrimas en los ojos“, asegura el fotógrafo que, empujado por sus emociones, se embarcó en el controvertido proyecto de armar a un grupo de niños con pistolas y fusiles de plástico para reivindicar, a fuerza de imágenes, medidas que pongan coto al gatillo fácil.
Fue un proceso difícil de gestionar por lo delicado del asunto pero finalmente, las familias de los pequeños modelos aceptaron. El retratista pedía a los niños que pensaran que estaban sosteniendo un palo o una almohada y, para conseguir una expresión de contrariedad, les proponía que imaginaran situaciones en las que habían sentido rechazo.
Las imágenes se pondrán a la venta por 1.500 dólares cada una. Parte de la recaudación irá destinada a la financiación de campañas por el control de las armas de fuego en EEUU.